DESCUBRE LEYENDAS

Legendario Literario Hispánico del siglo XIX

Proyecto I+D Ministerio de Economía y Competitividad FFI 2013-43241R

Publicación
Romances y leyendas andaluzas: cuadros de costumbres meridionales. Obra ilustrada con sesenta grabados de vistas, trajes y costumbres de Andalucía, por los mejores artistas nacionales. Impr. de D. Benito Lamparero y compañía, Madrid, 1844, pp. 111-135.
Acontecimientos
Venganza
Personajes
Mal Alma, María, Don Alfonso de Contreras
Enlaces

Casado, Antonio Cruz. "El mito romántico del bandolero andaluz: los viajeros románticos y José María el Tempranillo." Estudios de literatura romántica española. Servicio de Publicaciones, 2000.

García, J. L. A. (2006). Límites entre tradición oral y literatura: cuentecillos en autores del XIX y XX. El cuento folclórico en la literatura y en la tradición oral, 126, 17.

Guzmán, Tomás Jesús López-Guzmán, Fernando Jesús Lara de Vicente, and Rafael Merinero Rodríguez. "Las rutas turísticas como motor de desarrollo económico local: La ruta del" Tempranillo"." Estudios turísticos 167 (2006): 131-145.

Martín, José Antonio Rodríguez, and José Manuel López de Abiada. "Calas en el fenómeno del bandolerismo andaluz desde la literatura y la historiografía. Bibliografía reciente." Iberoamericana (2001-) 6.22 (2006): 181-192.

 

LOCALIZACIÓN

FUENTE DEL REY

Valoración Media: / 5

Ni la Trinidad te salva

 

                I

 
A tres leguas poco menos
o poco más de Sevilla,
en medio de un olivar,
y sobre la senda misma,
que de la ciudad conduce
a Villafranca, existía,
hace cuatro o cinco años,
una venta pobre, antigua,
más no obstante frecuentada
de gente plebeya rica.
 
La aspereza del camino
y sobre todo, la inicua
fama que gozaba el monte
de abrigar gente perdida,
su concurrencia, de noche,
fija y numerosa hacía.
Allí a descansar paraban
los corsarios[1] de Lebrija,
los machos de Las Cabezas
y los carros de Sevilla;
y entre vasos de aguardiente,
y el fogón que siempre ardía,
y los chistes de la tierra
de nuestra Madre Santísima,
si descanso no alcanzaban
hombre y caballerías,
al menos sufrían contentos
de la noche las vigilias.
 
La noche de nuestra historia
era la angosta cocina
de la venta, un purgatorio
con mil animas malditas.
En el lugar preferente
votaba más que bebía
y eso que a beber ninguno
le echaba la pierna encima
Antón Perniles, Mal-alma
por otro  nombre y divisa
a su derecha, el tío Gallo
en mondar se entretenía
un semejante, que asado
y entero fue a su barriga.
Más allá Curro-Frijones
punteaba seguidillas
en un guitarra rota,
sin bordones ni clavijas
otro el barro del camino
se quitaba, otro mentía
y más adelante un mozo,
barbi-lindo y sin malicia,
mil besos daba a un pañuelo,
regalo de su querida.
Otros alegres cantaban    
y otros a voces reñían
con el mozo de la cuadra,
por la paja mal medida.
 
Cada cual en sus placeres
dulcemente se absorbía
sin parar mientes ni ojos
en una infeliz chiquilla,
que el ventero Juan Araña
recogió la tarde misma,
y que junto al pozo estaba
la frente entre sus rodillas.
 
A largos pasos la noche
adelantándose iba,
y aun no pensaba la gente
dejar en paz la botija,
cuando llegará a la venta
sobre una vaquera silla
y un jaco[2] de siete cuartas,
estampa hermosa y fornida
D. Alfonso de Contreras,
veinte y cuatro[3] de Sevilla,
soltero según contaban,
por no sé qué historia antigua.
 
Apenas supo el ventero
el valor de la visita
corrió a tener el estribo,
mandó a la caballeriza
el trotón[4], y silla al fuego
dio al hidalgo sin pedirla.
 
La presencia de un extraño,
de tanta categoría,
sofocó algunos instantes
la universal chamusquina
escuchándose tan solo
el chisporroteo que hacía
sobre la encendida hoguera
la verde leña de encina.

 

 

 

                 II.

 

-Amigos, a lo que es cuenta
yo estorbo vuestra alegría....
en este caso, querría
no haber llegado a la venta.
-Dice bien el amo: ¿hay más
(contestó el tío Gallo luego)
que seguir la groma[5]?
-Fuego
contra el que se quede detrás!
añadió Antón, y volvieron
a alborotar de mil modos,
hasta que, borrachos todos,
si no callaron, cayeron.
¡Gracioso cuadro ofrecía
la venta en aquel momento!
Cada cual sobre su asiento
tenerse firme quería;
pero en vano, que las piernas,
flacas con tanto beber,
negábanse a sostener
aquellas vivas tabernas
-Vaya un suspiro Frijones
-No quiero Antón
-¿Qué me dises?
-Bebes, o por la narices
te lo meto en los talones.
-Eso será si mi saña
No se rasca el espinaso...
-¡A mi tú!- Prueba este vaso-
O sal conmigo a campaña
-Afuera
-Afuera
-Más calma
(dijo, mediando, el ventero)
al que desnude el asero
le abraso de un tiro el alma.
Y dicho y hecho, en las manos
de Juan brilló un instrumento
con dos bocas, y al momento
quedaron todos hermanos.
A los gritos dispertó
la comparsa dormilona,
y, reposada la mona,
de nuevo a gritar se echó...
-¿No es mejor, (saltó el tío Gallo)
que andar gritando  y riñendo,
pasarla velada oyendo
una historia?-
-Me abasallo[6]
-¡Bien, por Frijones!
–Perniles
nadie al cuento está obligao
más que tú, que has siempre andao
entre mosas y alguaciles
da a la güena compañía
con un sucedío, contento
Y el concurso, un cuento, un cuento
a voz en grito pedía.
Hasta el hidalgo, queriendo
poner fin a la jarana[7],
gritó, de la mejor gana,
de su misma acción riendo.
Y aunque Perniles quería
disculparse, torpe anduvo
y al fin que dar gusto tuvo
a la buena compañía. -120-
 

 

                   III

 
Antes que el cuento de Perniles salga
a volar por el mundo, el mundo sepa,
la vida, antecedentes y milagros,
del ejemplar varón que el caso cuenta.
Nació Perniles en Sevilla, Anduvo
seis años y tres meses a la escuela,
hasta que abandonó casa y lecciones
por la cárcel, la playa y la taberna
su afición a gozar del bien ajeno
primeramente le condujo a Ceuta,
y después del valiente Tempranillo[8]
a seguir voluntario las banderas;
donde alcanzó el renombre de Mal-alma,
merced a sus entrañas de pantera,
indultado por fin José María,
del gobierno español para vergüenza,
pues no supo acabar con un bandido
sino indultado a su partida entera;
Perniles, rijo[9], se alojó en Lebrija,
y desde allí, con cuatro o cinco bestias,
pasajeros y arrobas conducía
de su patria adoptiva a la primera.
por el año que empieza nuestra historia
tenía Perniles más de los cuarenta
más bien alta que baja la estatura
y más que oscuras las facciones, negras.
Su cara por un chirlo[10] atravesada
de su mal corazón retrato era,
prolongada y espesa su patilla
de traidor su mirar, torpe su lengua.
Hecha esta digresión indispensable
para entender mejor nuestra leyenda
sigamos con el cuento de Perniles,
según lo refirió su boca mesma  p.124
 

                   IV

 

-A falta de pan, señores,
tortas son güen alimento,
y así, a falta de otro cuento,
vaya un cuento e mis amores.
Una noche, el otro invierno,
me yamó el cura y me dijo:
con güensa assiones, hijo,
te librarás del infierno.
-¿Conoces a Mariquilla,
la jilandera? – Si pare.
-Como se ha queao sin mare
hay que yevarla a Sevilla.
Ayí viven sus agüelos,
y, si ahora tienes consensia,
te aplico la indilugensia
y derecho vas a los sielos”
Así el cura pretendía
ganarme, más fuera en vano,
si el cuerpo más soberano
no aviyelase[11] María.
mil veses, antes del lansem,
Tuve yo mis intensiones
de esirla cuatro rasones
pero me temí un percance.
Con tóo: tan luego que el cura
me encomendó la chiquiya,
el amor  me hizo cosquilla,
esde el hombro a la cintura.
La ocasión la pintan calva,
y mirando de soslayo
la prenda, dije a mi sayo:
ni la Trinida la salva.
 
Efecto grande y distingo
hizo la herejía de Antón,
entre aquella comunión
solo obediente a su instinto.
Unos sin pena rieron,
otros, prudentes, callaron,
y otros, en fin, motejaron,
la frase, en cuanto la oyeron.
El hacendado un momento
contempló la catadura,
vieja, fea, seca y dura,
del autor, con descontento.
Y aun la mujer, olvidada
junto al pozo, levantó
la cabeza y la escondió
de nuevo ruborizada.
 
Entonces pudo Contreras
ver, al través de mil daños,
un rostro de veinte años,
con facciones hechiceras.
-Pobre niña: murmuró
el hidalgo, sin gran calma...
Tosió y escupió Mal-alma
y así el cuento prosiguió.
-La muchacha era un cordero
y su agüelo, según dijo,
panaero....
-¿Está usted fijo?
¿Panadero?
-Panadero.
-Y su madre?...(preguntó
D. Alfonso) Me interesa
Saber su nombre...
-Teresa
-¿Y ha dicho usted que murió?-
-Esta sementera hará
dos años
-¡Cielos, qué escucho!
-¿La conocía el amo?
-Mucho...
-¿Y la niña?
-La arrastrá
hayó cuanto hayar podía,
en su grasia y su abandono;
aprendió a guisar tonono
[12]y fue mi prenda
-         ¡María!....
Gritó el noble; -y la mujer
del pozo elevó la frente,
de venenosa serpiente
Vulnerada al parecer.
 
-¿Y después?
 
- Espues, cansao
de su sandunga[13], la ejé,
Vino, entró, pidió, negué
Y mi cuento está acabao
Y con triunfante alborozo
Mal-Alma, el cuento acabó
Y al mismo tiempo lanzó
 un ¡ay! la mujer del pozo.
 
-Vaya un caso!: dijo Antón
dejando el puesto a la hoguera...
A escucharme quien dijera
que la trujo la ocasión
dale Araña a esa chiquilla
por mi cuenta medio duro,
que aunque está el camino oscuro
ahora me largo a Sevilla.
 
-De esta infeliz, contestó
D. Alfonso, conteniendo
su indignación, hoy pretendo
cuidar solamente yo.
No aliviará sus dolores
ciertamente el medio duro...
hay un medio más seguro...
Felices noches, señores. —131—

 

 

                    V

 
La hoguera se había apagado
entonces cada arriero
trató de buscar descanso
sin cuidarse del ajeno.
Varios hubo que ajustaron
sus cuentas con el ventero,
y emprendieron su camino
cantando si no riñendo.
Perniles fue de este número
y apenas el caballero
imaginó que había entrado
del olivar en lo espeso,
hizo tender a la niña
desmayada sobre un lecho,
rogando que la cuidasen
como si él fuese el enfermo.
 
-Juan me darás tu escopeta:
añadió. Formal empeño
hago de entrar en Sevilla
antes que amanezca... el cebo
de la mía está mojado
y los caminos son perros.
 
Araña, que no esperaba
tanto honor, sacó al momento
su escopeta de dos bocas
y abrazaderas de hierro.
-¿Estás Juan de ella seguro?
-Como de su mismo dueño.
Esto dicho, en su caballo
montó Contreras, saliendo
en la misma dirección,
que tomó el hombre del cuento.
 
-Que cargue conmigo el diablo
saltó la ventera, luego
que el hidalgo se alejó,
si esa historia del infierno
no interesa a la muchacha
lo mismo que al caballero.
 
Dos sordos escopetazos,
que apenas sonaron dentro
de las tapias de la venta,
congelaron en el cuerpo
la sangre de la ventera,
que gritó, muerta de miedo:
¡Jesús, María! –su esposo,
a esta música más hecho,
cerrando la puerta, dijo
“Dios le condusca a los sielos”.
 
No terminó Juan Araña
su plegaria al Ser Supremo,
cuando sintió las pisadas
de un jaco, y, al poco tiempo,
en el portón de la venta
golpes continuos y recios.
 
-¿Quién? Preguntó Juan
-Contreras
contestó de afuera el mesmo.
-A esta su venta y su chosa
sea bien venío de nuevo.
-¿Dónde está?
-¿Onde? En mi cama
más blanda que el quinto cielo.
-Gracias, amigos, mil gracias.
Ahora concluye tu empeño
ayudándome a subirla
sobre mi caballo... ¡Bueno!
-Juan, toma por la escopeta,
que he perdido, ochenta pesos,
y mañana ve a Sevilla,
si callas, por otros ciento,
Marchó el hidalgo, y Benita,
mujer al fin, a su dueño
 
Preguntó:
-Juan, ¿no sospechas
quién es la niña?
-Y el viento
trajo un dulce ¡padre mío!
a descifrar el misterio.
 
Cuando llegó la mañana,
hallaron los trajineros,
el cadáver de Mal-alma,
hecho trozos el cerebro,
E inmediata una escopeta
de abrazaderas de hierro.
Ni la Trinida te salva:
dijo Frijones, trayendo
el cuento de la velada,
con justa razón, a cuento.

 

 
FUENTE
Santa Ana, Manuel María, Romances y leyendas andaluzas: cuadros de costumbres meridionales. Obra ilustrada con sesenta grabados de vistas, trajes y costumbres de Andalucía, por los mejores artistas nacionales. Impr. de D. Benito Lamparero y compañía, Madrid, 1844, pp. 111-135.
 
NOTAS

[1] Corsarios: traficante, contrabandista.
[2] Jaco: Caballo pequeño y ruin. (DRAE)
[3] Veinticuatro: oficial regidor del Municipio
[4] Trotón: Caballo
[5] Groma:  Broma (imitación del habla vulgar)
[6] Abasallo: avasallo, someterse
[7] Jarana: Diversión bulliciosa y alborotada. (DRAE)
[8] Tempranillo: Apodo familiar  del famoso ladrón  andaluz José Pelagio Hinojosa Cobacho.
[9] Rijo; Conato o propensión a lo sensual.(DRAE)
[10] Chirlo: Herida prolongada en la cara, como la que hace la cuchillada. (DRAE)
[11] Aviyelase: tuviese
[12]  Tonono:  asadura de vaca
[13] Sandunga: Gracia, donaire, salero. (DRAE)