DESCUBRE LEYENDAS

Legendario Literario Hispánico del siglo XIX

Proyecto I+D Ministerio de Economía y Competitividad FFI 2013-43241R

Publicación

“Crónicas históricas. De los principales monumentos y edificios de Salamanca”. Semanario Pintoresco Español. 30 de julio de 1854, nº31, p.247.

Acontecimientos
Venganza
Personajes
María la Brava
Enlaces
Dougherty, Dru. "El teatro civil de Eduardo Marquina:" Doña María La Brava"(1909)." La escena española en la encrucijada (1890-1910). Editorial Fundamentos, 2005.
Monsalvo, José María. "Violence between factions in medieval Salamanca. Some problems of interpretation." Imago temporis: medium Aevum 3 (2009): 139-170.

LOCALIZACIÓN

PLAZA DE LOS BANDOS

Valoración Media: / 5

[Casa de Doña María la Brava. Origen de los bandos]

Cuenta la tradición, que hacia el año 1440 vivía en Salamanca una noble señora llamada doña María Rodríguez de Monroy, viuda del bueno y honrado caballero D. Enrique Enríquez de Sevilla, señor de Villalba y descendiente del infante D. Enrique.

Tenía dos hijos que sobresalían entre la nobleza del país por su hidalguía y excelentes prendas personales. Hallándose un día el más joven jugando un partido de pelota con otros dos caballeros de su edad, llamados los Manzanos, sobrevino una disputa acalorada, de la cual resultó asesinado a cuchilladas el joven Monroy. Temiendo los Manzanos la llegada del hermano mayor, que gozaba gran reputación de valiente y diestro en las armas, se apostaron detrás de la puerta del juego de pelota, y al penetrar el segundo hijo de doña María, arremetieron con él y le mataron alevosamente.

Los asesinos huyeron por las calles, y no encontrando otro asilo más a mano, por perseguirles de cerca la justicia, entraron en casa de doña María, que, ignorante del suceso, no titubeó en ocultar a los matadores de sus hijos.

Después de salir los alguaciles del edificio, llegaron mensajeros a contar a la madre la horrible desgracia. Doña María de Monroy lejos de inmutarse ni dar la menor señal de desconsuelo, mandó ensillar sus dos mejores caballos, y dándoselos a los hermanos Manzanos les dijo: Os he librado de la justicia; procurad libraros de mí.

 Aquella misma noche salió de la población doña María sin querer dar sepultura a sus hijos, aparentando que se retiraba a Villalba, pueblo de su pertenencia. Reunida fuera de las murallas con veinte hombres armados, escuderos y servidores de su casa que tenía dispuestos a prevención, tomó la ruta de Portugal, donde se habían refugiado los Manzanos. Hallólos al cabo una noche cerca de Viseo en el pueblo llamado Iglesias y, echando abajo la puerta de su refugio, cortó a entrambos las cabezas, e hizo su entrada triunfal en Salamanca con aquellos terribles despojos colocados en la punta de dos picas. AI pie de las sepulturas de sus hijos, que suponen enterrados en Santo Tomás o en San Francisco, depositó las cabezas de los asesinos. Desde entonces se conoció a la madre por el nombre de doña María la Brava.

Este trágico episodio dio origen a los bandos de Salamanca, que duraron más de veinte años y produjeron infinitos desastres. En la discordia de Manzanos y Monroys tomaron parte las principales familias de la ciudad, teatro de una guerra intestina sin tregua ni descanso. En último resultado se dividieron las parroquias. Un bando se llamaba de San Benito, otro de Santo Tomé. Nadie traspasaba los límites de su distrito sin peligro de la vida. Hoy moría un Monroy y mañana asesinaban un Manzano.

Construyéronse baluartes, torreones y aspilleras  en los sitios más comprometidos. Salamanca era entonces un campamento permanente.

Dícese que la casa de los Enríquez estaba frente a Santo Tomé, con un solo balcón en su fachada.

Doña María era feligresa de esta parroquia, y por escrituras antiguas consta que estaba junto a esta iglesia la casa de los Enríquez de Monroy, condes de Canillas. El marqués de Alventos cuenta (Historia del colegio de San Bartolomé, tomo í, pág. 147), que en 1766 pertenecía aquella a don Baltasar Rodríguez de Sotomayor, caballero de la orden de Santiago.

Este edificio, si no es un monumento de gran mérito, tiene alta importancia histórica, y debe estudiarse como tipo de las antiguas casas nobles de Salamanca. Está tachonado de escudos de armas.

Su estilo es el gótico de la tercera época, algo degenerado.

 

FUENTE:

Fernández Iglesias, Fermín, “Crónicas históricas. De los principales monumentos y edificios de Salamanca”. Semanario Pintoresco Español. 30 de julio de 1854, nº31, p.247.