DESCUBRE LEYENDAS

Legendario Literario Hispánico del siglo XIX

Proyecto I+D Ministerio de Economía y Competitividad FFI 2013-43241R

Publicación

Recuerdos de un viage[sic] por España: Castilla, León, Oviedo ..., Volumen, Establecimiento Tipográfico de Mellado, 1849.pp.62-83.

Acontecimientos
Justicia
Personajes
Rodrigo Ronquillo
Enlaces

Atienza, Juan García, ed. Leyendas históricas de España y América: Leyendas que perviven en nuestras tradiciones como hechos históricos. Vol. 9. Edaf Antillas, 1999.

Guillarte, A.  El obispo Acuña. Historia de un comunero, Valladolid, Ámbito, 1983.

Mañer, Salvador José, Ronquillo defendido contra el engaño que le cree condenado. 1727.

Ruiz-Ayúcar, Eduardo. El alcalde Ronquillo: su época, su falsa leyenda negra. Institución Gran Duque de Alba, 1997.

LOCALIZACIÓN

PLAZA MAYOR

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El alcalde Ronquillo

—62—La tradición cuenta que Rodrigo Ronquillo, alcalde de Valladolid, se fue derechito al infierno en cuerpo y alma, sin que pueda caber duda, porque la cosa pasó a vista y presencia de una comunidad entera. A pesar de haber muerto quieto y tranquilo en su cama con todos los sacramentos, el día que lo fueron a enterrar en una capilla del convento de San Francisco, vinieron dos diablos, y sin cuidarse de los exhortos de los frailes, cargaron con el cuerpo del pobre alcalde y se lo llevaron por el techo, dejando un agujero ahumado, que algunas viejas de la ciudad aseguran existía todavía en sus mocedades. Hoy, por supuesto, no hay agujero ni convento.

 La causa histórica, de donde esta tradición toma su origen, consiste en que el 23 de marzo de 1526 el dicho Ronquillo, alcalde de Corte por Carlos V, dio garrote[1] al famoso obispo don Pedro Acuña, jefe de los comuneros[2], quien huyendo, después de la batalla de Villalar, fue preso por un alférez llamado Perote en Villamediano y encerrado en la fortaleza de Simancas. Allí el obispo, que se fingía enfermo, asesinó para escaparse al alcaide Diego Noguerol, y  Ronquillo, que era a lo que parece hombre tremendo, le dio garrote sin más miramientos. Al rey no debió parecerle del todo mal la determinación de su alcalde, según se deduce de las siguientes líneas que le escribió:

«Yo os lo tengo en servicio, y puesto que eso es fecho, en lo que resta que es enviar por la absolución, yo mandare proveer que con diligencia se procure y traiga.

Once meses tardó en venir el breve del Papa desde que se hizo la demanda; pero vino al fin dirigido a don Pedro Sarmiento, obispo de Palencia, por no haberlo todavía entonces en Valladolid, y Ronquillo recibió la absolución, yendo en penitencia desde el convento de San Francisco —63— a la catedral el 8 de setiembre de 1527.

 El pueblo, por lo visto, no quedó satisfecho con esto, y lo hizo volar después de muerto en las garras del diablo, persuadido sin duda de que quien había dado garrote a un obispo no podía tener perdón de Dios aunque lo absolviese el Papa.

 

FUENTE

Recuerdos de un viage[sic] por España: Castilla, León, Oviedo ..., Volumen, Establecimiento Tipográfico de Mellado, 1849.pp.62-83.

Edición: Pilar Vega Rodríguez

 

[1] Garrote: Procedimiento para ejecutar a un condenado comprimiéndole la garganta con una soga retorcida con un palo, con un aro metálico u oprimiéndole la nuca con un tornillo. (Diccionario de la lengua española, RAE).

[2] El autor confunde a la identidad del personaje. Se trata de D. Antonio de Acuña no de D. Pedro.