DESCUBRE LEYENDAS

Legendario Literario Hispánico del siglo XIX

Proyecto I+D Ministerio de Economía y Competitividad FFI 2013-43241R

Publicación

García, Mariano, «El castillo del Mallo», Miscelánea Turolense, 9 (1892).

Acontecimientos
Gracias a un ardid, los cristianos logran recuperar el castillo de Mallo en 1234.
Personajes
Los habitantes de Mosqueruela; Gracia y Ramiro, dos enamorados; los moros
Enlaces

LOCALIZACIÓN

MOSQUERUELA

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La reconquista del castillo del Mallo (siglo XIII)

Alfonso II, al reconquistar Teruel, comenzó a abrir la ruta que permitiría a los cristianos descender a la huerta levantina, como así haría, fundamentalmente, Jaime I. Sin embargo, a los lados de este camino, quedaron todavía muchas fortificaciones en manos de los musulmanes. Ese era el caso de la fortaleza mora del Mallo, situada a escasos kilómetros de Mosqueruela.

Estaba ya Jaime I en Valencia cuando el Mallo todavía obedecía a los musulmanes. Lo inexpugnable de la fortaleza, el avituallamiento abundante de la guarnición y lo inhóspito de la región hicieron que los cristianos no distrajeran fuerzas en su asedio, puesto que estimaban que ya llegaría el momento en que el castillo se rendiría por sí solo. Sin embargo, los habitantes de Mosqueruela, cuando promediaba el año 1234, decidieron acabar con un enclave que, de cuando en cuando, creaba problemas a sus ganaderos. Pero como no contaban con fuerzas suficientes, idearon la manera de hacerlo mediante la astucia.

El alcaide moro de la fortaleza tenía al servicio de su favorita a dos esclavas cristianas, una de las cuales, Gracia, estaba enamorada de Ramiro. Éste, conocedor como nadie del terreno, se aventuraba cada noche a ir al castillo y, entre las sombras, llegaba al lado de Gracia. Entre los dos enamorados, además de amor comenzó a hablarse de fuga, de libertad y de boda.

Buscó Ramiro y encontró la comprensión de los de Mosqueruela que decidieron ayudar a los enamorados y, de paso, tomar la plaza. Así es que idearon el plan. Debían aprovechar el momento en el que los moros salían de la fortaleza para hacer las abluciones en un barranco cercano. Ramiro y un amigo suyo, ocultos desde la noche anterior en unos matorrales, entrarían en el castillo, cerrando la puerta.

Todo sucedió como estaba previsto, de modo que, cuando regresaron desarmados los moros de sus rezos, se encontraron entre la puerta cerrada y las armas de los cristianos que esperaban apostados el momento. Era el 24 de Junio de 1234 y los vencidos fueron llevados como prisioneros a Mosqueruela. Sólo se permitió libertad a un anciano, que pasó el resto de su vida viviendo en una oquedad cercana.

Editado por Christelle Schreiber – Di Cesare