DESCUBRE LEYENDAS

Legendario Literario Hispánico del siglo XIX

Proyecto I+D Ministerio de Economía y Competitividad FFI 2013-43241R

Publicación

El amante de la infancia. Periódico de instrucción y recreo. DEDICADO ESPECIALMENTE A LOS NIÑOS DE AMBOS SEXOS. Pamplona, 10 de febrero de 1866,  año i, núm. 4. pp. 56-57.

Acontecimientos
Personajes
Hermanos Carvajal, Fernando IV
Enlaces

LOCALIZACIÓN

MARTOS

Valoración Media: / 5

Viaje ilustrado en las cinco partes del mundo,  Ildefonso Antonio Bermejo (vol.2).

 [D. Fernando el Emplazado]

Hubo en España un rey llamado D. Fernando IV, que, siendo niño de corta edad, ciñó sus sienes con la corona de su padre Sancho IV, fallecido en 1295. Dª María Molina fue la regente durante la menor edad de su hijo Fernando. Así que este se encargó de las riendas del gobierno, tomó a los moros la plaza de Gibraltar, en donde murió Guzmán el Bueno, de quien os hablaré más adelante.

Cuando el Rey marchaba a la toma de Gibraltar, fue asesinado en Palencia D. Juan de Benavides, su privado, y por más diligencias que se practicaron, no pudo saberse quiénes fueron los asesinos. Pasando Don Fernando por el pueblo de Martos, concibe algunas sospechas contra los hermanos D. Pedro y D. Juan Carvajal; y suponiéndoles autores de este delito, manda encerrarlos en un oscuro calabozo.

Después de cuatro horas, los cerrojos de la prisión se descorren con estrépito; y abierta la puerta, preséntase D. Juan Manuel, tío del Rey, con una [sic.]  hacha de viento en la mano, cuyo resplandor no bastaba para iluminar claramente aquella lóbrega mansión:

 «Se os acusa, les dijo, de haber muerto a Benavides: mañana van a sacaros al cadalso: yo, excitado de la compasión y del aprecio que me merecéis, vengo a libraros de la muerte, y a vuestra familia de la infamia.»

—¿«Cómo»? respondieron ellos con gravedad.

—«Ya sabéis que todos los Grandes, los Gobernadores y el Clero, tienen como muy pesado el yugo que D. Fernando ha puesto sobre la nación, y se trata de confiar en mano más hábil la nave del Estado. Pues bien, si vosotros queréis adheriros a este plan, os daré la libertad; y si no, mañana moriréis.»

—«D. Juan, repusieron los Carvajales, somos inocentes; y aunque no fuera así, jamás seríamos ingratos a nuestro Rey.»

Oída por D. Juan esta respuesta, cierra la puerta y se marcha. Esperaban los dos hermanos que el Rey, que tanto los apreciaba, no los condenaría sin oírlos; pero sus esperanzas fueron vanas.

Al día siguiente ábrese la puerta del calabozo -57- y los dos hermanos son conducidos a la peña de Martos para ser arrojados de ella. D. Pedro y D. Juan, caminaban hacia el cadalso con rostro sereno, en el que se veían pintadas la pureza de sus almas, la inocencia de su corazón y el fallo de la injusticia. «¡Somos inocentes,somos inocentes!»

 Estas fueron las únicas palabras que se les oyeron en todo el camino. Llegados al lugar del suplicio, véndanles los ojos; y un momento antes de ser arrojados de la peña, volvieron a gritar:

«¡Somos inocentes!» y para que sirva de prueba de que lo que decimos es verdad, emplazamos al Rey para que en el término de 30 días comparezca con nosotros a juicio ante el tribunal de Dios. «Somos inocentes» iban a seguir hablando, pero una mano brutal los arrojó de la peña; y al paso que los miembros de sus cuerpos se hacían pedazos, el eco repetía: «inocentes, inocentes».

Volviéronse a Martos los espectadores de tan triste escena: con el tiempo iba olvidándose la desgracia y la predicción de los Carvajales; cuando un día (17 de setiembre de 1312) habiéndose echado el Rey a hacer la siesta, se le halló muerto en la cama al finalizarse el plazo que los dos hermanos habían fijado.

Por este hecho se llama el Emplazado al rey D. Fernando.

 

Dionisio Ibarlucea

 

El amante de la infancia. Periódico de instrucción y recreo. DEDICADO ESPECIALMENTE A LOS NIÑOS DE AMBOS SEXOS. Pamplona, 10 de febrero de 1866,  año i, núm. 4. pp. 56-57.

 

Edición: Pilar Vega Rodríguez