DESCUBRE LEYENDAS

Legendario Literario Hispánico del siglo XIX

Proyecto I+D Ministerio de Economía y Competitividad FFI 2013-43241R

Publicación

Crónica de la provincia de Valladolid. Rubio, Grilo y Vitturi, 1869, cp.6, pp.63-64.

 

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Foto. Calle de la Platería, Valladolid. Nicolás Pérez

LOCALIZACIÓN

VALLADOLID

Valoración Media: / 5

[Cazalla]

 

Exterminados los judíos, y débiles, y por entonces sumisos los mahometanos españoles, la secta luterana llamaba con preferencia la atención de los inquisidores, a cuyo tremendo tribunal de la calle del Obispo eran con frecuencia llevados no pocos, de quienes queda triste y lamentable huella en los versos que aún se leen en las paredes de aquellos calabozos.

Uno de los desventurados presos escribía en 1534, como consta de la fecha puesta por él mismo al pie de los versos que aún se podían leer hace pocos años: -64-

 

«Con fe, caridat y esperanza

»Y obrando bien por amor

»La gloria de Dios se alcanza

»Y esta es ver la alabanza

»Con que »

 

Acaso perdió la vida el desdichado; acaso no tuvo fuerzas o salud para concluir el último verso.

 

Otro escribía dos años antes varios, de los cuales citaremos únicamente los cuatro últimos:

 

«En tu fe santa me fundo

»Bendito y santo Jesú

»Pues yo sé cierto que tu

»Veniste a salvar el mundo.»

 

Eran, pues, cristianos, y quizá muchos de ellos inocentes de toda herejía; mas esta iba de tal manera cundiendo, que un día se esparció de repente por Valladolid la noticia de que habían sorprendido un conventículo de luteranos formado de personas, algunas de gran conciencia y alta representación.

 

Los celos de una esposa que se creía ofendida, fueron causa del descubrimiento. Es tradición que en la calle de la Platería, núm. 13, moraba un platero llamado Juan García, cuya mujer, viendo que aquél salía muchas noches a deshora, le siguió hasta una casa, a cuya puerta llamó el platero, diciendo en seguida Cazalla, en contestación a la palabra Chinela que dentro habían pronunciado. Entró el marido, y viendo la esposa que otras personas hacían lo mismo, imitólas a su vez, con lo que se vio introducida en una habitación donde había multitud de luteranos. Túvoles por tales, desde luego, y aunque les denunció al confesor, este, o por ser también luterano, o por temor a tan delicado asunto, nada hizo; más la esposa del platero dio entonces parte al inquisidor.

 

A nuestros días ha llegado la casa, con un espacio, a modo de nicho o urna, donde se hallaba la efigie de la esposa de Juan García; más la estatua ha desaparecido.

 

FUENTE

 

Fulgosio, Fernando. Crónica de la provincia de Valladolid. Rubio, Grilo y Vitturi, 1869, cp.6, pp.63-64.

 

Edición: Pilar Vega Rodríguez