DESCUBRE LEYENDAS

Legendario Literario Hispánico del siglo XIX

Proyecto I+D Ministerio de Economía y Competitividad FFI 2013-43241R

Publicación

“Tradiciones de Daroca”, Semanario Pintoresco Español, 16 de octubre de 1842, núm.42, año VII, pp.331-332

Acontecimientos
Perjurio
Personajes
Visagra, campesino
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LOCALIZACIÓN

DAROCA

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El hombre de piedra

No es menos interesante la tradición del hombre que se convirtió en piedra, de que vamos a dar una noticia.

Había en Daroca por el año de 1328 un hombre que se llamaba Martin de Visagra: este tal tenía un pequeño majuelo de uvas, que por ser viejo las producía pocas y malas; pero en cambio había otro lindando con el suyo que las producía tan abundantes como sabrosas. Esta contraposición excitó la curiosidad del pobre Visagra, y avivó su codicia, bien que no se necesitaba tanto para que él tratase de robar las uvas de su vecino, porque siempre lo ajeno parece mejor.

dulce
y sabrosa
la fruta del cercado ajeno
,

más que  dijo Garcilaso.

Conociendo el amo de la viña que Visagra se la vendimiaba antes de tiempo, trató de reconvenirle, como lo verificó un día que lo cogió trayendo un cesto de uvas; pero el ladrón se excusó alegando que eran de su viña, confirmándolo con juramentos y blasfemias. Como al fin las uvas son cosa que no tienen letrero, nada pudo probar el amo de ellas; pero con todo, llevado de su sospecha, y para salir de la duda, tuvo la humorada de atar a las uvas mejores unas hebritas de seda verde.

Ello es que Visagra volvió por uvas un día, antes de amanecer, y como siempre le daban dentera las del vecino[1], cargó allí su cesta; encontráronse ambos junto al convento de la Trinidad, en el cual se hallaban entonces los Corporales que aún no habían sido llevados a la Colegiata. Reconvenido nuevamente Visagra sobre su hurto tuvo valor para volver a negarlo, pero su vecino le manifestó las hebritas de seda que aún llevaban los racimos, y el amenazó con la justicia.

 Entonces el desgraciado Visagra se empeñó en llevar adelante su negativa, echando mil maldiciones, una de las cuales fue: “Por los santos Corporales que a esta iglesia vinieron, a que son las uvas que trayo de mi vinia, y si non digo verdat plegue a ellos que me torne piedra mármol”. Así que concluyó de pronunciar estas palabras, se quedó -323-efectivamente petrificado y rebajado de su estatura, que se redujo a dos cuartas, como igualmente el cesto de uvas que llevaba al brazo.

En vista de esto fue colocado a la entrada de la puerta de la iglesia de la Trinidad, sobre la derecha, en un nicho y con una reja por delante. A la parte opuesta había otra igualmente de piedra, y de la altura y regular que tenía antes de petrificarse. En la pared se leían estos versos:

¡Veis aquí cuál me torné!

Sea ejemplo a los mortales,

Porque aquí falso juré

A los santos Corporales.

En la parte opuesta había los siguientes;

Este veis lo desolado

Que de tierra es su hechura:

Las uvas que hubo robado

Causaron que fue tornado

En el día ya no están allí aquellas estatuas, que creo fueron destrozadas durante la guerra de la  Independencia.

 

FUENTE

 V. de la F.  “Tradiciones de Daroca”, Semanario Pintoresco Español, 16 de octubre de 1842, núm.42, año VII, pp.331-332.

Edición: Pilar Vega Rodríguez

 

[1] 2. f. coloq. envidia (? pesar del bien ajeno). (Diccionario de la lengua española, RAE).